¿A usted le gustaría entrar, hoy mismo, a su casa de Cantabria y descubrir que le han robado? No, la verdad es que no. No le gustaría entrar a su casa y descubrir que le han robado. No le gustaría para nada entrar a su casa y darse cuenta de que le han quitado lo mucho o poco que tenía allí.
Y es lógico que no le guste que le hayan quitado lo poco o mucho que tenia allí. Porque si usted trabajo durante meses o años para comprar lo poco o mucho que tenía en su hogar, ¿que derecho tienen los ladrones a entrar en su hogar y quitárselo?
Ninguno. Esa es la verdad. Los ladrones no tenían ningún derecho a entrar en su hogar y llevarse lo que allí había. Por supuesto, le dirán las personas pragmáticas, esas personas que se adaptan a los hechos siempre, eso es un pensamiento mágico porque hoy en día las cosas no se manejan por derecho sino por fuerza.
Es decir, si el ladrón tiene más fuerza que usted, se supone que usted debe resignarse ante los hechos puros y duros; sin embargo, déjenos decirle que usted no tiene porque resignarse a que las cosas sean así, usted no tiene, usted no debe resignarse, alegremente, a que le roben lo poco o lo mucho que tiene, y no debe resignarse a esto porque es injusto resignarse ante este panorama.
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